Recuerdo haber escrito por estas fechas el año pasado algo
titulado “Paupérrima primera mitad” ante los resultados adversos que se tenían en
el debut de Buddy Bailey con Tiburones de La Guaira, y donde esperaba una
mejoría en la segunda parte.
Este año el resultado de la primera parte no podía ser
mejor, primer lugar y matemáticamente clasificados a la postemporada.
Buscando los análisis de este buen desempeño guairista, en un sencillo trabajo realizado por Andrés Espinoza y Gabriel Molina definieron el éxito del equipo: "En La Guaira hubo un buen balance, allí sí que fueron los mejores" lo cual describe muy bien lo que pasó y debajo de esa afirmación se nota un trabajo, división de roles y un equipo compenetrado. Al principio de la temporada leí cuando se perdió en varias ocasiones que en medio de las derrotas era rescatable la capacidad del equipo de no rendirse y buscar el juego de la manera que fuese, esas ganas fueron determinantes en este primer lugar.
Buscando los análisis de este buen desempeño guairista, en un sencillo trabajo realizado por Andrés Espinoza y Gabriel Molina definieron el éxito del equipo: "En La Guaira hubo un buen balance, allí sí que fueron los mejores" lo cual describe muy bien lo que pasó y debajo de esa afirmación se nota un trabajo, división de roles y un equipo compenetrado. Al principio de la temporada leí cuando se perdió en varias ocasiones que en medio de las derrotas era rescatable la capacidad del equipo de no rendirse y buscar el juego de la manera que fuese, esas ganas fueron determinantes en este primer lugar.