Esta temporada 2014-15 tuvo cosas
buenas sin dudas en las actuaciones de Odubel Herrera (óptimo lo del Torito), Junior Guerra, Gregory Infante, Cafecito y el
propio René Reyes, y muchas otras actuaciones individuales, pero el beisbol es
un deporte de conjunto y es simple ver como la actuación colectiva de un equipo
que nunca pudo jugar sobre .500 desde octubre hasta enero refleja una temporada
pobre para un equipo cuyo objetivo era el campeonato. Tiburones a pesar de una larga
racha negativa, llegó a tener todo en sus manos para clasificar con
tranquilidad (en gran medida por la pobre actuación de Lara y Caracas) y aun así tuvo que recurrir a una doble jornada extra para
jugar el Round Robin.
Fue una temporada mediocre, y las
cosas buenas no pueden tapar el sol con un dedo. No es suficiente leer
declaraciones aceptándolo, hace falta trabajo productivo que cambien los resultados.
Tiburones debe fijarse como meta ser competitivo desde el primer al último
encuentro.
En la vida todo resultado está
lleno de condicionantes y determinantes. Esta temporada mediocre estuvo
condicionada por un manejo de Bailey muy singular a la hora de elaborar el line
up y de movimientos de pitchers lejos de su acostumbrado modo, además unos
importados cuya cantidad fue inversamente proporcional a su rendimiento
(mientras más venían peores eran), unos criollos que no participaron, jugadores
de banca siendo titulares, un equipo sin banca, las lesiones y algún otro
atenuante.